Kaiabi
- Autodenominación
- Kawaiwete
- ¿Donde están? ¿Cuántos son?
- MT 2734 (Siasi/Sesai, 2020)
- Familia linguística
- Tupi-Guarani
Los Kaiabi resistieron con vigor la invasión de sus tierras por empresas seringalistas (aquellas que explotan el caucho) desde fines del siglo XIX. A partir de los años 50, la región de los ríos Arinos, dos Peixes y Teles Pires fue reticulada en glebas que se convirtieron en haciendas y los Kaiabi se dividieron, entonces, en tres grupos. La mayoría se mudó para el Parque Indígena del Xingu, donde se destacaron por la práctica de una fuerte y diversificada agricultura; un arte caracterizado por complejos patrones gráficos de inscripción mitológica y una participación activa en el movimiento indígena organizado en defensa de los intereses de las etnias del Parque.
Nombre
La primera mención directa a los Kaiabi en un documento escrito data de 1850, con la publicación de los relatos del viajero francés Francis de Castelnau. En 1844, Castelnau estuvo en Diamantino, estado de Mato Grosso, en donde entrevistó indios Apiaká y aventureros que recorrieron la región de los ríos Arinos y Teles Pires dando noticias de la presencia de una “tribu hostil”, denominada en su texto como Cajahis. A partir de esa fecha, otros varios documentos hacen referencia a los Kaiabi, utilizando diferentes grafías para la denominación: Cajahis, Cajabis, Kajabi, Caiabis, Cayabi, Kayabi etc. En la actualidad, los profesores indígenas del grupo decidieron optar por la grafía Kaiabi y por ese motivo es que se emplea en este texto.
El origen del nombre Kaiabi se pierde en el tiempo y en la actualidad los mismos indios no pueden asegurar cuál fue su origen y cuál es su significado. Es probable que sea la forma en la cual los Apiaká o los Bakairi, que representaron las primeras fuentes de información sobre los Kaiabi en el siglo XIX, se refiriesen a ellos. Ciertamente, no se trata de la autodenominación del grupo. Georg Grünberg, un etnógrafo que investigó a los Kaiabi en los años 60, sugiere que la autodenominación pudiera ser el término iputunuun, que significa algo así como “nuestra gente” (1970:120).
Lengua
La lengua de los Kaiabi pertenece a la familia tupí-guaraní. Desde los primeros contactos se observó que los Kaiabi hablaban una lengua emparentada a la de los otros pueblos conocidos genéricamente como Tupí. Las lenguas más semejantes a la Kaiabi son las de los pueblos Kamayurá, Asurini del Xingu y Apiaká, variando en la manera de medir su proximidad. La casi totalidad de los Kaiabi que residen actualmente en el Parque del Xingu son bilingües plenos, dominando, además de su propia lengua, también el portugués. Algunos individuos residentes en las aldeas de otros grupos, o casados con individuos de otra etnia, también hablan una tercera lengua. Según informaciones de los mismos indios, muchos Kaiabi que viven en otras áreas fuera del Parque del Xingu, no hablan más la lengua nativa.
Localización e historia del contacto
Los Kaiabi, en su mayoría, residen actualmente en el área del Parque Indígena del Xingu (PIX), estado de Mato Grosso. Esta, sin embargo, no es su tierra tradicional. Hasta, aproximadamente, la década de 1940 ocupaban una extensa franja de tierra entre los ríos Arinos, Tatuy (denominación Kaiabi para el río dos Peixes) y el medio el Teles Pires o São Manuel, localizado al oeste del río Xingu.
Para hablar sobre la localización actual de los Kaiabi es preciso, antes, referir un poco a su historia reciente. Considerados hasta las primeras décadas del siglo XX como “bravos e indómitos”, los Kaiabi resistieron con vigor la ocupación de sus tierras por las empresas extractoras de caucho (seringalistas) que avanzaban por los ríos Arinos, Paranatinga (Alto Teles Pires) y Verde, durante la última década del siglo XIX. Muchos conflictos se suscitaron con los sujetos que intentaban explotar el caucho así como con viajeros y funcionarios del Servicio de Protección a los Indios (Serviço de Proteção aos Índios) a los largo de la primera mitad del siglo XX. No obstante, y poco a poco, el área Kaiabi fue ocupada y los indios inducidos a prestar servicios laborales en la extracción del caucho.
Luego de la extracción del caucho vendría el desmonte maderero y la implantación de las haciendas. A partir de la década de 1950, una gran parte de la región sería repartida en glebas y expropiada por el gobierno del estado de Mato Grosso para fines de colonización. En este período (1949), llega a la región del Teles Pires la Expedición Roncador-Xingu comandada por los hermanos Vilas-Bôas. La expedición era el brazo de la Fundación Brasil Central, encargada de apaciguar a los indios y preparar la colonización de las zonas remotas de los ríos Araguaia, Xingu y Tapajós, en el marco de la política de dirigirse al interior preconizada por el gobierno de Getulio Vargas.
La expedición encontró a los Kaiabi en una situación conflictiva y sin aparentes perspectivas de mejoría. Los traslados hacia otras áreas dentro del territorio y la resistencia bélica a los invasores no tenían posibilidades. Con excepción del misionero católico João Dornstauder, cuyas acciones se concentraban en río Tatuy, ninguna organización apoyaba a los indios en la lucha por las tierras. La situación del Servicio de Protección a los Indios (Serviço de Proteção aos Índios-SPI) en el área presentaba la incapacidad de asegurar la supervivencia cultural del grupo, actuando muchas veces conjuntamente con las empresas extractoras de caucho en el reclutamiento de los indios para trabajar en la extracción de ese producto. Restaba sólo la integración pasiva en la producción de caucho o la propuesta de Villas-Bôas: mudarse al Parque Indígena del Xingu. La alternativa de la mudanza prevaleció e tomó cuerpo, en parte, debido a la actuación de Prepori, uno de los líderes principales del grupo en ese momento.
Los Kaiabi, ya más acostumbrados el trato con los blancos y encontrando, en las palabras de Grünberg (1979:52), “una comprensión inesperada hacia su situación opresiva” por parte de los Villas-Bôas, se integraron a la expedición y comenzaron a colaborar en la pacificación de otros grupos así como en la pacificación de la región. El proceso migratorio hacia el Parque Indígena del Xingu se inició a partir de esa relación con las actividades de la Expedición Roncador-Xingu. Viendo la situación de conflicto y explotación en su área tradicional, e incentivados por los Villas-Bôas, los Kaiabi fueron, gradualmente, dirigiéndose al área hasta que en 1966, una parte de los Kaiabi que aún residía en la región del Tatuy fue transferida -por vía aérea- en una operación que se conoció como “Operación Kaiabi”.
Los Villas-Bôas justificaron la necesidad de la transferencia como la única alternativa para evitar el proceso de destribalización y marginalización vivido por los Kaiabi. Grünberg señala, sin embargo, que esa última transferencia fue realizada sin acuerdos previos y en contra de la voluntad de la Misión Anchieta, la cual, según lo que parece, se oponía al traslado por considerar posible la lucha por la tierra Kaiabi, por lo menos en lo que respecta a la región del Tatuy.
El proceso dejó profundas marcas y dividió a los Kaiabi quienes, hasta hoy, lamentan haber abandonado sus tierras inmemoriales. La pequeña parte de la población que se rehusó a trasladarse al Parque Indígena del Xingu permanece hasta nuestros días en una pequeña área que comparte con algunos individuos Apiaká localizada en el Tatuy (Tierra Indígena -TI- Apiaká-Kaiabi). Otra pequeño segmento Kaiabi vive hoy en el Baixo Teles Pires, en una Tierra Indígena localizada en el estado de Pará, hacia donde fueron empujados por la ocupación de sus tierras (TI Cayabi e TI Cayabi Gleba Sul). En el Parque Indígena del Xingu, los Kaiabi se dispersan en diversas aldeas localizadas en la región del Puesto Indígena Diauarum, sector norte del Parque y territorio habitado anteriormente por los Yudja (autodenominación de los Juruna), Suyá y Trumai. Para obtener informaciones más detalladas vea “Tierras Habitadas”. Las regiones habitadas en la actualidad por los Kaiabi no son homogéneas desde el punto de vista ambiental, histórico o sociocultural. La región del Parque del Xingu presenta un relieve plano, cubierto por una vegetación de transición entre la selva tropical húmeda, que se torna más densa hacia el norte, y la sabana, que predomina hacia el sur. Bosques ribereños corren paralelos a los numerosos cursos de agua y lagunas y, en algunos puntos, se observa la ocurrencia de descampados naturales. El clima se caracteriza por la alternancia de una estación lluviosa, entre noviembre y abril, y un período seco en los meses restantes. En las otras áreas habitadas por el grupo se observa una mayor predominancia de selvas. Como los ecosistemas son relativamente diferentes, muchas especies vegetales (además de los tipos de suelo, de barro para la cerámica, el material lítico, las conchas, los animales, etc.) conocidas y utilizadas por los Kaiabi en el área tradicional no son halladas en el Parque Indígena del Xingu. Desde el punto de vista histórico y sociocultural, las diferencias también son relevantes, tanto en el período precontacto como en la fase posterior a la entrada de los blancos en el continente.
La región de los ríos Teles Pires, Arinos, río dos Peixes, Juruena y Tapajós está predominantemente ocupada por grupos Tupí desde un pasado lejano. En el Alto Xingu los grupos indígenas vivían, y todavía viven, dentro de un rico complejo cultural multiétnico y multilinguístico y, con ellos, conviven hoy los Kaiabi del Parque.
En un período más reciente, las grandes diferencias se produjeron en función del avance de los frentes de colonización. La región del Alto Xingu, por razones geográficas, ambientales e históricas, permaneció relativamente fuera del alcance directo de los frentes de expansión hasta fines de la década de 1940, si se la compara con otra áreas. A partir de esta época se iniciaron los debates para la creación de la primera gran área indígena brasileña. Que luego se tornaría el Parque Indígena del Xingu. El Parque fue, desde el comienzo, pensado como un paraíso ecológico y cultural que debería ser preservado del alcance de los blancos. Esta ética preservacionista tiene, hasta hoy, un gran impacto en el ideario político de los liderazgos indígenas de la región. Por otro lado, el área Arinos-Teles Pires-Tapajós fue el blanco de la explotación del caucho desde el siglo pasado y, más recientemente, del desmonte de la madera y la posterior implantación de haciendas dedicadas a la cría de ganado. Ese frente de ocupación provocó la extinción de muchos grupos indígenas, además de grandes alteraciones ecológicas y culturales al promover una integración muchas veces forzada en relación a los indios remanecientes.
Población
La población Kaiabi sumaba, aproximadamente, 1.000 personas en 1999. De ellas, 756 residían en el Parque Indígena del Xingu (UNIFESP-DMP, 1997). Los restantes estaban divididos entre un par de otras áreas ocupadas por la etnia. Para estas áreas, habitadas también por otros grupos indígenas, no disponemos de datos actualizados dado que muchas fuentes indican sólo la población total, no especificando a las etnias.
La proyección aquí presentada se basa en informaciones de indios que conocen las áreas expuestas. La tasa de crecimiento poblacional de los Kaiabi es bastante alta en la actualidad. Los estudios efectuados en una de las aldeas Kaiabi del PIX señalan una tasa aproximada del 4,3% (Senra, 1996). Ese fuerte incremento poblacional es un reflejo del declive de la mortalidad, en razón de la asistencia médica y de las condiciones hasta ahora favorables dentro del PIX, y de las altas tasas de natalidad. Con esos índices de crecimiento, la población Kaiabi tiende a duplicarse cada trece años, aproximadamente. Esos altos índices son encontrados, en la actualidad, en varios grupos indígenas que consiguieron superar siglos de drásticas pérdidas poblacionales. Foto: Joven Kaiabi. George Grünberg.
Las aldeas
Si nos centramos en el patrón organizacional de las aldeas Kaiabi del Xingu, podemos concluir que la misma revela algunas de las transformaciones políticas y sociales vivenciadas por este grupo en las últimas tres o cuatro décadas, Con la transferencia hacia el PIX ( Parque Indígena del Xingu), los Kaiabi mantuvieron inicialmente un patrón de asentamiento caracterizado por la dispersión en pequeñas unidades familiares, de acuerdo a lo descripto por Grünberg en sus investigaciones durante los años 60. Algún tiempo después, las aldeas Kaiabi comenzaron a agregarse en unidades mayores y multifamiliares, divergiendo así del patrón de aislamiento observado en sus regiones de ocupación poco antes de la transferencia. La reunión en grandes aldeas fue claramente impulsada por los administradores del parque con el objetivo principal de facilitar los tratamientos de salud. De hecho, el mayor acceso a los medicamentos y a los médicos es pensado como una de las grandes ventajas de residencia en grandes aldeas, siendo este un argumento utilizado por los líderes en sus discursos al estimular la reunión de las familias extensas en unidades mayores.
De esta manera, y por lo menos en cierta medida, esta concentración puede ser adjudicada a la necesidad de mantener una relación eficiente y constante con los órganos administrativos, ONG’s y también con los otros indios. Grünberg sugiere, sin embargo, que esta tendencia a la conformación de grandes aldeas puede ser anterior a la transferencia hacia el PIX, formando parte de la dinámica política de esta sociedad. La gran fragmentación del modelo de ocupación territorial, observada principalmente a partir de las décadas del 40’ y 50’, sería la situación resultante de un momento marcado por una acentuada despoblación y por presentar una “fuerte tendencia hacia la división de la familia extensa en familias nucleares patrilocales, muy autónomas económicamente y que seguían el modelo de los extractores de caucho viviendo en chozas independientes, muy cercanas las unas de las otras, en un campo común” (Grünberg, 1969: 211). Antiguos relatos, como el de Antônio Pyrineus de Souza, oficial de la comisión Rondon que recorrió la región del río Teles Pires en 1915, sugieren la existencia de pequeños agrupamientos unifamiliares hasta grandes grupos residenciales englobando más de una centena de personas. La transferencia hacia el PIX y el mismo modelo de relación entre los órganos que actúan en el Parque crearon, de cierta forma, las nuevas condiciones para refortalecer esta tendencia.
Antes de la transferencia, las casas Kaiabi eran bien grandes, dado que abrigaban a todos los miembros de una familia extensa. Esas casas medían, en término medio, 12 metros de ancho por 24 de largo y su techo de paja se extendía hasta el suelo. En el PIX, los Kaiabi comenzaron a construir casas pequeñas con paredes de troncos, midiendo aproximadamente la mitad de una casa tradicional. En la actualidad se están volviendo a construir casas en el formato anterior, que pueden ser vistas en algunas de sus aldeas.
Subsistencia y confección de artefactos
Los Kaiabi son un grupo con una fuerte tradición agrícola, que se mantuvo a pesar de la transferencia del territorio. Su horticultura está muy diversificada, comprendiendo decenas de variedades de plantas cultivadas y un sistema agrícola bastante elaborado. Como en otros grupos indígenas, el calendario comprende los períodos de preparación del campo y derrumbe de plantas y árboles (mayo y junio), quema (agosto) y siembra (septiembre a octubre). Los períodos de recolección varían dependiendo de la especie. Existen dos tipos básicos de campos kaiabi: los campos polivalentes de mandioca y los campos de policultivo. En los primeros se plantan diversas variedades de mandioca utilizadas para la producción de harina, beijus y mingaus (suerte de sopa cremosa espesa), casi exclusivamente. En los campos de policultivo se plantan diversas especies que exigen mejores suelos (áreas de tierra negra): maíz, algodón, maní, papa, banana, caña de azúcar, zapallo, sandía, batata dulce o papa dulce y habas.
La alimentación kaiabi, así como su agricultura, está bien diversificada. La base alimentaria, compuesta por harina de mandioca y pescado se complementa con beijus, mingaus a base de mandioca, maíz, maní, banana, frutas silvestres, etc. Anteriormente la caza presentaba una porción más importante en la dieta pero con la sedentarización del grupo en los canales de los ríos principales, conjuntamente con la retracción de algunos animales, provocó que la pesca se haya vuelto la principal fuente de proteínas animales para el grupo.
Los Kaiabi tienen una cultura material elaborada y también muy diversificada. Sin embargo, los ítems que más los destacan e identifican son sus cernidores, apás (otro tipo de cernidor) y los cestos (confeccionados por los hombres), ornamentados con una gran variedad de complejos patrones gráficos, que representan las figuras de la rica cosmología y mitología del grupo. En la actualidad, los ítems más producidos son los collares de tucum (tipo de palmera: Astrocaryum vulgare) lisos o con figuras zoomórficas, también confeccionados por las mujeres.
El grupo doméstico
Como en muchos grupos amerindios, la organización de la sociedad Kaiabi no presenta divisiones sociales globales como linajes, mitades, grupos de edad o cualquier otra estructura social específica. Asimismo, y también como en otros grupos amerindios, las relaciones basadas en los casamientos (afinidad) pueden ser vistas como el núcleo de la vida social, con especial atención en la relación suegro/yerno, básica para la constitución de las aldeas y grupos de parentesco y fuente, al mismo tiempo, de solidaridad y poder. En este sentido, la formación de los grupos locales, la movilización de las diversas actividades en la aldea y muchos otros aspectos de la vida social dependen más de las relaciones sociales de alianza de lo que lo hacen las de consanguinidad.
El agrupamiento social más visible, más allá de la familia nuclear es el grupo de parentesco que constituye una unidad doméstica. Esta unidad está guiada por un wyriat, literalmente, aquel que se encarga del “lugar” (wyri), y que en el pasado sería casi siempre el miembro masculino de mayor edad. Se trata de una familia extensa construida alrededor de las relaciones de afinidad y consanguinidad, cuyo elemento aglutinador es un hombre mayor quien, básicamente y a través de su prestigio personal, logró mantener a su alrededor a sus yernos y nueras y, consecuentemente, sus hijos y nietos, además de algún otro pariente como un hermano, por ejemplo.
Se observa entre los Kaiabi una tendencia a que los cónyuges residan en la casa de los padres de la novia (residencia pos marital uxorilocal), lo que refuerza los lazos de afinidad entre suegros y yernos. Esta regla de residencia está acompañada de la obligatoriedad, por parte del marido, de colaborar y trabajar junto con su suegro y cuñados (servicio de la novia), o sea, los donadores de la esposa. Esta uxorilocalidad temporaria, concebida como servicio de la novia, seguida por la ambi o neolocalidad, es la regla residencial más común entre los Tupí-Guaraní. Los Kaiabi dicen en la actualidad que la relación suegro/yerno “no es más la misma”, que “enflaqueció”, indicando la percepción de un cierto relajamiento en las obligaciones que otrora acompañaban esta regla de residencia. A pesar de lo mencionado, reconocen la relevancia de este aspecto de la organización social y enfatizan la necesidad de que los yernos se muden a la casa de los suegros luego del casamiento dado que es una costumbre típicamente kaiabi.
Líderes antiguos y modernos
Tradicionalmente, el wyriat organizaba casi todo el trabajo agrícola de su unidad doméstica según los principios que rigen la constitución de la familia extensa. En otras épocas, cuando los contornos de la aldea o de la maloca eran posiblemente los mismos que los de una familia extensa o “casa”, dirigida por la figura de este wyriat, la organización global de la producción reproducía la organización de estas unidades. Es probable que, en el pasado, los Kaiabi no tuviesen ninguna actividad de subsistencia claramente colectiva. Los trabajos agrícolas involucrarían solamente al conjunto de la familia extensa guiada por un wyriat, pero sólo en determinados momentos. Usualmente, el líder de la familia escoge el lugar que será sembrado y desmatado, son esas las fases más colectivas del trabajo. Luego de la limpieza, el área es delimitada en porciones de terreno que son destinadas a los jefes de las familias nucleares quienes realizan la siembra básicamente con la ayuda de su mujer e hijos.
El perfil del líder Kaiabi sufrió algunas transformaciones en las últimas décadas. El contexto en el cual ocurrió la formación de las grandes aldeas multifamiliares también fue el escenario del surgimiento de un nuevo tipo de jefe. En el lugar del antiguo wyriat, hombre mayor y aguerrido, cabeza de una gran familia extensa y origen de la misma autoridad (Grünberg 1969: 126), encontramos ahora a jóvenes líderes cuya principal característica es la mayor capacidad y desenvoltura en la relación con los blancos y, consecuentemente, un medio de acceso a los bienes y servicios de la sociedad envolvente, ahora vueltos una verdadera necesidad. Sin embargo, esta aparente transformación preservó ciertos principios estructurales anteriores. De la misma forma que el antiguo jefe, el nuevo líder debe “cuidar” a sus seguidores y su poder se basa en su habilidad como mediador. Antes, el núcleo aglutinador de los seguidores de un jefe era la familia extensa, personas ligadas a el por parentesco y por afinidad. Las obligaciones contraídas con el matrimonio así como los lazos de parentesco eran el norte de la organización de este agrupamiento en una unidad productiva. En la actualidad, puede ocurrir que el líder tenga pocos hijos o nietos y, en algunas oportunidades, ningún yerno al asumir el liderazgo. Pocos trabajan para ellos bajo el régimen de servicio de la novia o los respetan por la edad. Básicamente, su autoridad deviene de su habilidad, dinamismo e iniciativa en la relación con los blancos. Según los informantes, la jefatura habría sido una posición transmitida en línea paterna al primogénito. No existen, sin embargo, informaciones certeras a este respecto.
Nombres y marcas
Cada individuo kaiabi posee varios nombres que forman un repertorio personal variado. A lo largo de la vida, los nombres son cambiados a medida que el sujeto accede a nuevas categorías sociales o pasa por experiencias personales decisivas. El nacimiento del primer hijo es un momento en el que los padres siempre reciben nuevos nombres. Esos nombres pueden ser de antepasados, de seres sobrenaturales o también pueden estar relacionados con algún evento específico protagonizado por el individuo.
Los hombres mayores de la aldea, el jefe o el chamán son, en general, los responsables por la transmisión de los nombres. En el pasado, el momento protagónico que determinaba el cambio de nombre era la participación en expediciones guerreras y, más específicamente, la muerte de un enemigo.
En otras épocas, todos los Kaiabi exhibían tatuajes faciales que obedecían a algunos patrones básicos, diferentes para hombres y mujeres. Esos tatuajes eran realizados, por vez primera, a comienzos de la pubertad.
Al igual que los nombres, los tatuajes servían, al mismo tiempo, como mecanismo de identificación personal y grupal. También como en el caso de los nombres, la muerte de un enemigo era un evento marcado por la realización de nuevos tatuajes.
Cosmología
Los Kaiabi conciben al cosmos como dividido en varias capas superpuestas, habitadas por una infinidad de seres que convenimos en denominar “sobrenaturales”. Existen muchos tipos deferentes en lo que se refiere a estos seres. Están los diferentes “jefes de los animales”, o los peligrosos anyang y mama’é que roban las almas de los hombres, también los héroes culturales (demiurgos) quienes les enseñaron a los Kaiabi todo lo que saben en la actualidad y los dioses Ma’it, los grandes chamanes del cielo. Todos estos seres pueblan los mitos y las narrativas a través de las cuales los Kaiabi comprenden y actúan el universo en el que viven. Todo humano, así como muchos animales posee un ai’an, concepto que podemos traducir aproximadamente como “alma”. Los hombres no están dotados automáticamente de un alma ai’an cuando nacen. La reciben junto con el nombre, lo que los incorpora de hecho a la sociedad en la que viven, Los que no la reciben no se tornan humanos, son simplemente seres rellenados, una cubierta sin vida (Grünberg 1970: 155).
Los Kaiabi siempre tuvieron muchos chamanes. El chamanismo desempeña un papel fundamental en el modelo de la sociedad ideal por ellos concebido. Idealmente, esta sociedad debería ser dirigida por un jefe mayor y aguerrido cuya acción sería complementada por la actuación de muchos chamanes. Los chamanes son los intermediarios entre el mundo natural y el sobrenatural. De forma general, pueden ser vistos como restauradores de situaciones sociales tomadas como desajustes en el curso normal de la existencia (Travassos 1984:183). La iniciación chamánica es considerada como un viaje emprendido por haberse presentado una enfermedad o accidente, un momento liminar entre el plano de la realidad cotidiana y el de la realidad sobrenatural.
Los Kaiabi son un pueblo tradicionalmente guerrero, como se desprende de sus narrativas míticas, de sus historias de guerras pasadas, de su vida ritual y de los testimonios de blancos que con ellos tuvieron contacto. El momento más importante de su vida ritual era la celebración del Yawaci, momento en el que varias aldeas se reúnen para oír los cantos guerreros. Este ritual estaba asociado a la muerte de un enemigo y el posterior quiebre de los huesos de su cráneo, siendo condición en la iniciación de los nuevos guerreros. Aunque en la actualidad no haya más guerras ni cabezas de enemigos, los Kaiabi han vuelto a realizar el Yawaci. Como observó Elisabeth Travassos, en un contexto de recuperación étnica, ellos habrían elegido ese ritual como el más apropiado para representar la imagen que más aprecian de si mismos y con la cual más se identifican: la de guerreros.
Asociaciones y proyectos
Las luchas de los Kaiabi en la actualidad son diferentes y requieren nuevas armas. En 1995, los indios de la parte norte del Parque Indígena del Xingu, región habitada mayoritariamente por los Kaiabi, resolvieron crear una asociación para defender sus derechos e intentar implementar algunos proyectos en el área. Nacía, entonces, la Asociación Tierra Indígena Xingu-ATIX (Associação Terra Indígena Xingu), incorporando una nueva entidad al creciente movimiento indígena brasileño. La asociación cuenta en su cúpula con miembros de las etnias Yudjá, Suyá, Trumai, Txikão y Kaiabi, además de un consejo que reúne a representantes de casi todas las 14 etnias presentes en el PIX. La iniciativa para la creación de la ATIX partió principalmente de los Kaiabi quienes, a través de la misma, están involucrados en varios proyectos relacionados con la sustentabilidad ambiental, económica y sociocultural de los grupos que habitan el parque.
Entre estos proyectos se destaca el de Kumaná, que inauguró las “Escuelas de Cultura” y que tiene como objetivo promover el rescate de diferentes aspectos culturales de los grupos a través del incentivo en la confección de artefactos y en la realización de fiestas. Los Kaiabi están empeñados también en la realización de un movimiento de recuperación de sus áreas de ocupación tradicional en los ríos Teles Pires y Tatuy. En este sentido, vienen hace varios años solicitando a la Funai-Fundación Nacional del Indio (Fundação Nacional do Índio) la constitución de un Grupo de Trabajo (GT) para identificar oficialmente las áreas anteriormente ocupadas por ellos. Cansados de esperar la decisión del órgano oficial, realizaron por cuenta propia expediciones específicas para evaluar la situación de sus tierras. Como una gran parte del área se encuentra en la actualidad densamente ocupada y devastada, decidieron reivindicar con la Funai la demarcación de una franja de tierra contigua al límite oeste del PIX como una forma de reparación de las inmensas pérdidas sufridas con la transferencia. Hasta el momento, los Kaiabi continúan luchando por la efectiva implementación del GT que deberá estudiar su reivindicación.
El PIX se está volviendo una isla verde situada en el medio de una rápida y creciente devastación ambiental sufrida por esta región del estado de Mato Grosso. La devastación del entorno amenaza provocar grandes incendios y la polución de los ríos de los cuales las poblaciones indígenas se abastecen, además de varios nuevos problemas y desafíos. En la actualidad, los indios están concientes de que la organización política de los pueblos que residen en el Parque es la única posibilidad de la cual disponen para luchar por la preservación de su diversidad sociocultural y ambiental.
Notas sobre las fuentes
Comparada a la de algunos otros pueblos indígenas, la literatura sobre los Kaiabi es razonablemente amplia. Cualquier investigación sobre el grupo debe comenzar por los escritos de Georg Grünberg, principalmente su tesis de doctorado titulada Beitrage zur Ethnographie der Kayabi Zentralbrasiliens (existe una traducción al portugués realizada por Eugênio Wenzel). Se trata de una etnografía general sobre el grupo, producida a partir de investigaciones realizadas en los años 60. Se inicia con un extenso y valioso relevamiento de las fuentes históricas en donde son mencionados los Kayabi y prosigue tratando la cultura material, la organización social y, por fin, la cosmología y la mitología del grupo, según un modelo clásico de etnografía. Es también valioso el artículo denominado "Die Materielle Kultur der Kayabi-Indianer", donde Grünberg realiza una descripción pormenorizada de la cultura material Kayabi.
Además de la tesis de Grünberg, otras dos fueron producidas a partir de las investigaciones realizadas entre los Kaiabi y constituyen también fuentes fundamentales sobre este grupo. A finales de los años setenta, Elisabeth Travassos realizó una investigación con los Kaiabi del Xingu que culminó en una disertación de maestría sobre chamanismo y música. De la misma autora, se recomienda también la lectura del artículo “La tradición guerrera en las narrativas y cantos Caiabis” ("A tradição guerreira nas narrativas e cantos Caiabis"), publicado en 1993. En 1996, la investigadora norteamericana Suzane Oakdale presentó en la Universidad de Chicago “El poder de la experiencia: agencia e identidad en la cura Kaiabi y en el proceso político en el Parque Indígena del Xingu” (“The power of experience: agency and identity in Kaiabi healing and political processes in the Xingu Indigenous Park”), tesis de doctorado con importantes observaciones acerca de la inserción de los Kaiabi en el escenario político y cultural del Parque Indígena del Xingu.
A la par de estas obras más extensas, los Kaiabi son tratados en una serie de otros trabajos, de los cuales mencionaré algunos. En su libro “Diarios del Xingu” (Diários do Xingu”), Berta Ribeiro da importantes informaciones acerca del grupo, especialmente sobre su cultura material. Los hermanos Claudio y Orlando Villas-Bôas relataron en el libro “Los Kaiabi del río São Manuel” (Os Kayabi do rio São Manuel), las vicisitudes y aventuras vividas junto a los indios en sus viajes por los ríos Teles Pires y Tatuy. Publicados en 1996, los diarios de campo del antropólogo Eduardo Galvão tienen informaciones útiles, y algunas pintorescas, que sirven para comprender el proceso de formación del PIX y la actuación de los Kaiabi en este contexto. Específicamente sobre la lengua Kaiabi, existe una gramática publicada por Summer (hoy Sociedad Internacional de Lingüística), instituto de orientación misionera con varias investigaciones lingüísticas con grupos indígenas.
Fuentes de información
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